Inglaterra avanza, reto mínimo obligado para los
inventores de este negocio y más en un grupo sencillo, pero no lo hace
con paso firme ni con grandeza pese a recuperar a Wayne Rooney, que
‘mojó’ tras cumplir condena por violento. Un gol fácil, tras un error de
bulto del portero, pero de pillo, de ratón del área.
Siempre da respeto por su tradición y la jerarquía de la
‘Premier’, pero no se antoja superior a Italia, su rival en el gran
choque de cuartos que se disputará el próximo día 24 en Kiev. Los
‘pross’ salieron a especular, se encontraron con ese tanto en los
albores de la segunda mitad y luego vivieron de la exigua renta.
Se les pudo complicar más la existencia si el juez de
área llega a considerar que Terry despejó dentro de la portería un
balón. En las repeticiones pareció gol claro. Pero luego llegarán mil
planos, gráficos y vaya usted a saber. No fue tan claro como el que le
birlaron a Lampard en el Mundial de Sudáfrica ante Alemania pero este
lastre de deporte anticuado solo se arregla con el ojo de halcón, no con
el humano.
En Donetsk, la ciudad más al este del campeonato fue el
lugar donde la animosa Ucrania firmó su rendición. Sollozos entre su
gente, pinturas en los rostros desteñidas por las lágrimas, y fin de
trayecto a las primeras de cambio. Como Polonia pero con el honor de
haber ganado al menos un partido, el que les enfrentó a los suecos. No
tienen para mucho más, máxime si resulta que Shevchenko, lesionado en
una rodilla, apenas puede jugar los minutos finales.
Se mueve Inglaterra a fogonazos, anota algún gol
increíble como ese de Welbeck a los suecos, pero no es un señor equipo.
Se ve que llegó a la Eurocopa tras sufrir un sinfín de problemas, con un
entrenador cuestionado desde el principio y con la autoestima baja.
Pero acaba líder y da la sensación de que es un equipo con gol. Si
Rooney dijo que pueden lugar por lo máximo, habrá que creerles. Él,
desde luego, está fresco.
Se suponía que con la reaparición de Rooney los ‘pross’
tendrían mayor presencia ofensiva frene a la lánguida Ucrania, pero no
fue así.. Y no es una responsabilidad atribuible al arrepentido ‘Bad
Boy’, que al fin y al cabo marcó el gol de la relativa tranquilidad,
sino más bien a Hodgson y, sobre todo, a la situación del grupo antes de
empezar la noche.
Jugar y saber que te sirve un empate para cumplir el
objetivo supone una teórica ventaja que a veces se transforma por efecto
bumerán. Ya le ocurrió a España ante Croacia y le pasó a los ingleses
en el primer periodo. Salieron a verlas venir, a guardar el resultado
inicial y a dejar hacer a un adversario que debía ganar o ganar. Tampoco
pasaron por grandes apuros los británicos, pero pudieron recibir
castigo a su mezquindad.
Los de Blokhin lo afrontaron como una final pero sin
Shevchenko, su referente, la vieja estrella a la que se habían agarrado
para llegar vivos a la última jornada. Pero la rodilla de este veterano
de 35 años estaba inflamada y jugar 90 minutos suponía correr un riesgo
enorme. Los anfitriones disponen de un equipo apañado, sin más. Razón
tenía Rooney al afirmar que su mayor peligro estaba en las bandas, con
Yarmolenko y Konoplyanka. Por ahí lo intentaron pero sin suerte en el
pase final. Tampoco en los tiros lejanos, prodigados por Gormas o Gusev.
En la otra área, muy poco que reseñar. Dos acciones con
presencia de Rooney pero sin tino. En la primera, se lanzó en plancha
pero no pudo conectar con el gran centro de Gerrard en estrategia y, en
la segunda, no acertó a rematar el centro pasado de Ashley Cole.
La emoción murió en el arranque del segundo acto. Una
acción extrañísima, impropia de una fase final de la Eurocopa. Gerrard
sacó mal un córner pero los ucranianos la perdieron al momento. Le
volvió a llegar el balón y volvió a centrar mal, pero entre que rozó un
defensa y Pyatov se la comió, Rooney solo tuvo que empujarla a puerta
vacía. A partir de ahí, ataques ucranianos a la desesperada y polémica.
Inglaterra ya esté entre las ocho mejores y evita a los campeones.