El que, seguramente, ha sido el mejor partido en la vida de John
Isner permite al gigante estadounidense de 2,06 meterse el lunes entre
los diez primeros jugadores del mundo. Además, Isner juega su primera
final de Masters 1.000. Si la gana, pasará a ser el primer jugador de EE
UU.
Isner cortó la racha de 11 triunfos consecutivos de Novak Djokovic en
Indian Wells y castigó al serbio, campeón destronado, con un bombardeo
de 20 aces y 74% de primeros servicios: algunos de esos saques o misiles
pesados iban en la banda de los 230 km/h, como el que canceló el único
punto de break que Djokovic gestionó en el tercer set. Más o menos, a la
velocidad de un Fórmula 1. "Era casi imposible restar", admitió el
frustrado Novak Djokovic, que perderá mañana 640 puntos netos en la
Lista de la ATP al no ser capaz de defender su título de 2011.
Pero Djokovic dio vida al mejoradísimo y agresivo Isner, al permitir
que el estadounidense reaccionara en el primer set, cuando el serbio
mandaba por 5-4 y servicio. Isner atacó y se aseguró los momentos
vitales de los tiebreaks. Le queda un escollo: Nadal... o Federer.
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