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domingo, 4 de noviembre de 2012

Medal of Honor Warfighter

El caso de Medal of Honor es realmente curioso. Comenzó como una de las sagas de acción bélica precursoras de lo que ahora es uno de los géneros rey del mundo de los videojuegos, y lo hizo con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo. Tras unas últimas entregas interesantes, aunque de discretas ventas, como Pacific Assault o Airborne; la franquicia pasó varios años en blanco antes de reinventarse con el escuetamente llamado Medal of Honor de 2010. El producto estuvo rodeado de enorme expectación, sin embargo no logró colmar las expectativas de quienes buscaban una IP que pudiera plantar cara al monopolio de Call of Duty en la guerra contemporánea.


Y es que lamentablemente Danger Close, el estudio al que Electronic Arts encargó la tarea, no acabó de consolidar un lanzamiento a la altura de la marca, y quedamos emplazados al año 2012 para ver si serían capaces de mejorar la fórmula con una secuela del spin-off de batallas modernas. Entre medio disfrutamos del sobresaliente Battlefield 3, también de EA, y ahora tenemos entre manos un Warfighter que ejerce de continuación, y que trata de apuntalar las virtudes de su predecesor y eliminar unos defectos que lo condenaron a ser un producto meramente interesante y, como decimos, bastante alejado de las cotas de excelencia de las que antaño gozaba la serie.

¿Ha conseguido el juego sus metas? Lo cierto es que, por desgracia, el nuevo título acusa los mismos defectos que su predecesor. No sólo resulta alarmante la falta de carácter del nuevo Medal of Honor, sino que tampoco hay mucha inspiración ni en la campaña individual ni en el multijugador competitivo. Así pues tenemos entre manos un lanzamiento que no pasa de lo meramente correcto, y que nos hace rememorar con nostalgia los orígenes de una franquicia que antaño fue leyenda.

Medal of Honor: Warfighter

El tratamiento de la historia de Warfighter es una de sus mejores virtudes. El guión es bastante absurdo, pero la intención de ofrecer algo intimista es interesante.
Medalla al Valor
Como es costumbre en los shooters bélicos, la oferta jugable de Warfighter se divide en la vertiente off-line por un lado y, por otro, la competitiva que se disfruta a través de Internet. También es hábito que los FPS de este corte ofrezcan campañas individuales bastante cortas, que se muevan tradicionalmente entre los márgenes de 4 y 6 horas. El juego de Danger Close dura precisamente entre la mitad de esas cifras, con un modo historia que podemos superar en unas 5 horas en el nivel de dificultad medio. El dato, como siempre, es muy relativo: por un lado hablamos de un dato numérico orientativo para un reto intermedio que puede prolongarse sensiblemente en caso de optar por desafíos más altos. Por otra parte no tenemos nada en contra de campañas que rondan esos números siempre que sean experiencias intensas y cargadas de adrenalina, y es que en ocasiones precisamente el prolongarlas podría ser contraproducente para el ritmo del programa.

El caso de Medal of Honor es complicado en este sentido, ya que si bien está claro que la intención era la de lograr un modo historia breve, trepidante y de impacto; al final Warfighter se ha quedado sólo en lo primero… en ser breve. Cada una de las misiones se presenta con una cinemática, cuidadísima eso sí, en la que se nos introduce a los objetivos que tendremos que afrontar y se nos cuenta algo de la historia de los protagonistas (Preacher, Stump...). Hay, de hecho, una intención bastante meritoria de dotar de profundidad y tridimensionalidad al principal personaje, que es un soldado moderno con los problemas a los que se enfrenta un hombre contemporáneo, y que forma parte de una pareja disfuncional y a cuya ex-mujer e hija trata de recuperar. Es de agradecer el que se intente tratar temas dramáticos como éste con una cierta madurez y, si bien al final no se pasa de la presencia testimonial de todo este arco y no se entra a diseccionar lo que podría haber sido una subtrama muy interesante, el esfuerzo es notable.

Medal of Honor: Warfighter PS3

Las misiones de Warfighter nos llevarán a varios rincones del mundo. Una campaña breve, pero con algunos puntos bastante espectaculares.
El hecho de que hayan colaborado en la supervisión del guión del juego algunos veteranos de guerra ha engordado, seguramente, el componente de respeto y culto que se rinde a los soldados de todo el mundo. No tardarán en abundar críticas hacia un componente que, para algunos, será un tributo excesivamente sensiblero; sin embargo la mayoría de las cinemáticas están tratadas con un buen gusto exquisito, y salvo algunos momentos puntuales no se cae en problema alguno de este tipo.

Tristemente la maravillosa factura estética y sonora de las cinemáticas, y el trasfondo de la mayoría, no se ve acompañada de una historia que esté a su altura. No es que el guión de Warfighter sea pésimo, ni mucho menos, es que sencillamente nos vamos a dar cuenta con presteza de que lo que se nos cuenta ni nos va ni nos viene, y que además no tiene la mínima seriedad o cohesión. Preacher, el protagonista, parece que va a dar mucho de sí al comienzo de la campaña; sin embargo la narrativa peca de inconclusa, y muchos de los vídeos en los que se nos presentan sus operaciones parecen inconexos, resultando fácil perderse a pesar de que lo que se nos cuenta no es, en realidad, tan complicado.

¿Es el de la discreta historia el motivo por el que la campaña de Medal of Honor no es tan brillante como esperábamos? En absoluto, ya que en estos casos de shooters bélicos consideramos al argumento un plus positivo en caso de ser interesante, pero nunca un lastre que reduzca la nota en caso de resultar sólo rutinario. El problema de la campaña de Warfighter tiene más bien que ver con que la acción es espectacular desde el punto de vista estético, pero no demasiado llamativa desde el jugable, y con que el conjunto resulta sólo medianamente entretenido.
 
 
Hombres de Honor
El juego de Danger Close tiene un comienzo rotundo. Quizá no en términos de calidad, pero sí en el sentido de la promesa de una experiencia cinemática, frenética y cargada de adrenalina en la que el escenario tiene importancia, y que ofrece situaciones variadas y repletas de desafío. Sin embargo el ritmo no se mantiene, y poco a poco vamos perdiendo fuelle en una campaña que sólo funciona a ratos, y que la mayoría del tiempo es una sucesión de tiroteos no demasiado inspirados puestos uno detrás de otro.

Medal of Honor: Warfighter

El uso de las coberturas es uno de los puntos fuertes de las escenas de acción. Resulta cómodo y ágil asomarse.
Hay un par de crestas de la ola. Por ejemplo un capítulo en una ciudad arrasada por una tormenta tropical, y también una misión en la que pilotamos un coche y perseguimos a otro vehículo entre las atestadas calles de una ciudad somalí. Este último es un nivel completo al volante que se supera en poco más de 8 minutos, pero está dotado de un ímpetu arrollador mientras esquivamos el tráfico o los puestos de los civiles, y genera una experiencia muy guiada pero cargada de intensidad. Es un poco triste que uno de los mejores capítulos de un shooter en primera persona sea en el que pilotamos un coche, pero esto nos da una idea de que los esfuerzos de Danger Close han ido quizá en líneas equivocadas. Hay que matizar que en general el modo historia está compuesto por un 90% de tiroteos, pero hay alguna otra sección con vehículos como pilotaje de lanchas, por ejemplo, o de disparo de torretas ametralladoras desde un helicóptero, pero son detalles que sólo buscan dar un aire de variedad al conjunto.

El problema es que la fórmula del nuevo Medal of Honor necesita de esas inyecciones de variedad para sacar adelante la campaña individual, ya que los tiroteos no son muy satisfactorios. No molesta superarlos porque, salvo una IA enemiga desastrosa, no tienen nada particularmente negativo, pero tampoco resulta estimulante el verse enfrascados en ellos. Es bastante inocuo. Obra en favor del programa que la sensación de disparar las armas es fenomenal y está muy bien lograda, sin embargo el diseño de los escenarios es pobre, la disposición táctica de los oponentes ridícula, y no hay apenas elementos de diversión que ayuden a sacarle partido a unos combates que podían haber dado mucho más de sí.

Medal of Honor: Warfighter PS3

Acción por acción. Warfighter no da casi ni un respiro, y sus escenarios tan cerrados ayudan a que los tiroteos sean constantes.
Warfighter da en todo momento la sensación de que quiere que nos amoldemos a sus disposiciones sin salirnos ni un ápice. Los niveles son muy lineales y marcados por su carácter de pasillos estrechos lo cuál no deja mucho espacio a la improvisación, y resulta especialmente doloroso teniendo en cuenta que con varios compañeros dirigidos por la IA en todas las misiones se podía haber logrado un ligero cariz táctico que, por pequeño que fuera, hubiera aportado algo más de interés a los tiroteos. Sin embargo nuestros aliados no tienen la más mínima iniciativa a la hora de moverse ni un palmo de lo inicialmente programado para, por ejemplo, sacar partido de un nuevo contexto. Esto es igualmente extensible a los rivales, ya que si en un momento determinado surge la posibilidad de rodear a un grupo de enemigos y situarnos a su espalda, éstos nos seguirán sólo con la mirada o con el objetivo de sus armas disparándonos, pero sin modificar sus posiciones ni tomar una nueva cobertura que les proteja de nuestro fuego, resultando así blancos muy fáciles. Si somos medianamente inteligentes y sacamos partido de las escasas posibilidades del escenario tendremos ante nosotros un ejercicio de auténtico tiro al pato.

Por lo demás todo es bastante convencional en la campaña. Avanzamos del punto A al B por un escenario estrecho hasta extremos opresivos, y por el camino disparamos a todo lo que se mueve. Soldados, helicópteros, vehículos con torretas ametralladoras y blindaje... El conjunto está bastante trufado del uso de gadgets, suponemos que con la intención de separar a Warfighter de cualquier otro shooter no bélico, y de luchar contra un tedio que sólo los más hardcore del género de la acción en primera persona podrán evitar.

Medal of Honor: Warfighter

La campaña individual no es muy brillante, pero el multijugador ayuda a elevar la calidad del producto.
En un momento determinado tendremos acceso a un pequeño robot autónomo con una torreta ametralladora que podremos pilotar por el escenario, y a menudo tendremos disponible un puntero láser para dictaminar dónde descargará nuestro apoyo aéreo su salvaje y devastadora artillería. No obstante lo que más vamos a repetir son las incursiones tácticas en estancias que inauguraron la saga Call of Duty con el primer Modern Warfare, y que volverán a ponernos ante habitaciones con varios soldados enemigos que deberemos abatir a cámara lenta tras haber echado abajo la puerta (o el muro) que nos separaba.

Su utilización para romper los rígidos esquemas del género siempre ha sido un matiz interesante, sin embargo en Warfighter su empleo resulta abusivo. Varias veces en cada misión tendremos que acometer alguna de estas acciones, en una mecánica que se repite tanto que incluso cuenta con su propio esquema de mejora. El sistema es tan sencillo que sólo nos premia con desbloqueos de nuevos métodos de echar abajo las puertas por lograr un determinado número de disparos en la cabeza dentro de cada una de las incursiones anteriores. 
 
 
Guerra Mundial -Multijugador-
Si la oferta del juego se redujera a la discreta campaña individual, la valoración de este nuevo Medal of Honor sería bastante más baja. Pero Warfighter cuenta con un multijugador que dota al producto de cierto componente redentor, y que le ayuda a escalar algunos puestos en su calificación.

No es que la faceta on-line del título de Danger Close sea brillante, pero sí es efectiva y se apoya en una fuerza del trabajo en equipo que siempre es bienvenida en cualquier tipo de experiencia competitiva. Podríamos decir que la idea es situarse a medio camino entre la acción rápida y visceral de la saga Call of Duty y el aspecto más sesudo y con un punto táctico de los Battlefield. No acaba de tener las virtudes de ninguna de sus dos principales referencias, pero usa ideas de ambos para componer un entretenimiento que puede salvar la compra del producto.

Medal of Honor: Warfighter PS3

La posibilidad de escoger la nacionalidad de nuestros hombres para el multijugador es un añadido más simpático y curioso que realmente útil.
Eso sí, no esperemos encontrar grandes novedades o un mínimo de frescura. El multiplayer del título que nos ocupa es un refrito de mil y una referencias, con modalidades del todo estándar, y un acabado que acusa incluso más problemas de falta de pulido que la campaña individual. La oferta se divide en los clásicos estilos de Combate a Muerte, Captura la Bandera (sin respawning) y un equivalente al Rush de la serie Battlefield.

El resultado es solvente, afianzado en unos mapas mejor trazados que los de la campaña individual aunque sin lograr tampoco grandes resultados. Lo que se logra con ellos es que la acción sea rápida y furiosa a través de internet, y que con características como las de la patrulla y el diseño de los objetivos se fomenta la cooperación entre los miembros del grupo. Toda idea es buena con tal de evitar que todo el mundo haga la guerra por su cuenta en unas partidas con un máximo de 20 usuarios simultáneos.

Hay, además, una agradecida vertiente de personalización bastante detallada en lo cosmético con incluso la posibilidad de decidir nuestra nacionalidad entre varias disponibles. Podemos editar el aspecto de nuestro soldado y también algunas de sus habilidades, sin embargo la mayoría de las características no pasan de lo estético y a menudo es difícil ver la utilidad jugable a muchos de los ajustes.

Medal of Honor: Warfighter

A nivel visual Medal of Honor: Warfighter es un videojuego rotundo. Los escenarios y el tratamiento de la luz ofrecen grandes resultados.
En Pie de Guerra -Gráficos y Tecnología-
La mayor virtud de Medal of Honor tiene que ver con el apartado audiovisual. Estéticamente es un videojuego muy poderoso, con unos réditos gráficos admirables que ojalá se hubieran volcado en la jugabilidad. Los escenarios son uno de los mejores puntos a favor con los que cuenta, gracias a un acabado bastante bueno y a unas técnicas de iluminación formidables que les otorgan gran realismo y toda la personalidad que en otras parcelas le falta a Warfighter.

Lo mismo podemos decir de los personajes. Su retrato en las cinemáticas es increíble, con algunas de las mejores CGIs que hemos visto en los últimos tiempos. Expresividad máxima, tratamiento impecable y un buen gusto exquisito. Los protagonistas y enemigos en términos in-game también cuentan con un aspecto muy vistoso, aunque como es lógico a años luz de su look en los vídeos. Las texturas en general tienen un nivel de detalle bastante bueno, y se instalan automáticamente en la versión de PlayStation 3, requiriendo de un proceso opcional (aunque muy recomendable) en la de Xbox 360.

No obstante desde el punto de vista tecnológico el título no ofrece unos resultados tan boyantes. Entre lo positivo podemos contar una tasa de imágenes por segundo fluida y el hecho de que, de forma muy esporádica, algunos escenarios se vienen parcialmente abajo y algunas coberturas se deshacen ante el fuego de los disparos. Lamentablemente el pulido general del producto es francamente pobre, a pesar de que la versión que hemos probado ya traía consigo el parche 1.01 que, incluso con su tamaño considerable, deja a medias montones de problemas que no llega a corregir. Así por el camino veremos cómo algunos objetos parpadean o directamente desaparecen de nuestra pantalla, incluso en ocasiones enemigos a los que estamos disparando, así como problemas de clipping que rozan lo cómico y una inteligencia artificial capaz de chocar y/o engancharse con la mitad de los objetos del mobiliario urbano.

Medal of Honor: Warfighter PS3

Tecnológicamente el juego es bastante irregular, con muchos problemas. Sin embargo entre lo positivo se cuentan los escenarios parcialmente destructibles.
El multijugador atesora prácticamente los mismos vicios, mostrando casi incluso estas incidencias en mayor medida. Quizá con futuros parches se solventen muchos de los elementos en los que estamos haciendo hincapié, pero resulta bastante triste que a día de hoy se presente un producto de supuesta calidad Triple-A con un acabado tan decepcionante.

En lo tocante al audio, el último de nuestros apartados, vuelven las buenas noticias. Gran doblaje a nuestro idioma y banda sonora de alta calidad son algunos de los titulares de este apartado que, además, está trufado con unos efectos sonoros para las armas realmente atronadores y fenomenales.
 

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