La tensión que hay entre Fernando Alonso y Sebastian Vettel se hace sentir en el circuito de Interlagos, donde este domingo se medirán por última vez este curso en una batalla que coronará a uno de los dos como el tricampeón más joven de la historia de la fórmula 1. Con la inferioridad manifiesta de su Ferrari respecto al Red Bull de su rival, el español da por buena la desventaja de 13 puntos que le separan de él en la clasificación, aunque también es consciente de que, en condiciones normales, poco podría hacer para discutirle el título. De cualquier forma, el asturiano afronta este último asalto sin nada que perder. Y, después, de haber remado tanto a bordo de un monoplaza con unos costurones más que evidentes, jugará todas las bazas que tiene para tratar de descompensar la balanza a su favor tanto como pueda.
Vettel realizaba un adelantamiento a Alonso, que
le aguantó en paralelo. El germano soltó la mano del volante, sacó el
brazo del habitáculo y le recriminó la actitud
En los primeros compases del segundo entrenamiento, los dos principales protagonistas del fin de semana tuvieron el primer encontronazo.
Vettel realizaba una maniobra de adelantamiento y Alonso le aguantó en paralelo. En uno de los gestos que más se le han visto este año, el germano soltó una mano del volante, sacó el brazo del habitáculo y lo zarandeó, recriminándole la actitud. En Brasil vale casi todo, desde los registros que marcan los cronómetros hasta las jugarretas para tratar de incomodar al oponente, y en ese juego psicológico hay pocos que se manejen tan bien como el piloto de Ferrari.
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