EL CONJUNTO CHE DEJA SENTENCIADA LA ELIMINATORIA EN LAS GAUNAS.
Aduriz no da opción al Logroñés
Dos goles del vasco desatascan al Valencia frente a un correoso equipo riojano que claudicó en la segunda mitad · Vicente cerró la goleada para los valencianistas.
Se buscaba emoción y se intuía el vencedor. Se esperaba que Emery rejuveneciera el once por las circunstancias y apareció con el mismo plantel que viaja por Europa y disfruta en competición doméstica. El choque comenzó como dicta el guión: balón para el Valencia y disciplina militar en los locales, que es como suelen situarse los equipos pequeños en ocasiones de relevancia. Todos juntitos y a rezar.
La posesión era valenciana, pero en los inicios no ofreció mayor discurso que el usado en partidos tumultuosos y contra equipos cerrados con llave. Lentitud en la circulación, gestos robóticos y dificultades en la creación. Sólo Joaquín y Aduriz buscaban un cambio de ritmo con el que abrir el cofre. El andaluz presagió una buena ocasión para reivindicarse de los que dudan a base de dribblings mágicos y centros perfumados.
Así, llegarían las primeras ocasiones de los de Emery. El Logroñés malogró una acción en ataque, Domínguez recuperó el balón que puso en disposición de Aduriz. El internacional se deshizo de los defensores con endiablada facilidad para colgar un balón de oro al corazón del área. Jordi Alba, sin marcajes a la vista, no supo materializar ante Rubio.
Los riojanos prosiguieron con su plan: presionar, sudar, despejar, respiración zen. Sin trucos ocultos idearon la estrategia para proteger la guardia confiando en que alguna excursión a la contra dotara de sentido la visita a Mestalla. Iñaki, alegre interior riojano, lo intentó desde su banda izquierda. Desde ese costado desorientó a la defensa che, que en ese instante recordó que también debería mirar hacia atrás.
Con las fuerzas igualadas y Undiano a punto de pitar lo que supondría el ecuador, el Logroñés intentó armar algún ataque. En ese tramo quizá notara en exceso la ausencia por lesión de su cerebro Arpón, ex de no sé cuanta, y al que le ocurre como a los Rolls Royce antiguos, le sobra clase pero le faltan caballos.
Sorprendió lo poco pasional que se mostró el Valencia hasta el descanso. Cada vez que entraba en acción lo hacía con horchata. Desubicado. Sin chispa en las contras ni calor en la presión.
Apareció Aduriz
El partido se elevó en revoluciones nada más reanudarse. Los locales, que estrenaban entrenador, encararon la segunda mitad muy activos. Fruto de esa labor llegarían varias ocasiones, más intimidatorias que reales. Pero, como tantas veces en el fútbol, cuando más apretaba el Logroñés llegó el gol de Aduriz al culminar una contra tras posible previo penalti en su propia área.
Llegados a este punto le entró el desánimo al Logroñés, que no veía recompensado su esfuerzo. Aduriz volvió a aprovechar las dudas de su rival para anotar el segundo en un calco exacto del anterior. 0-2. Antes, Fermín -afamado y pelirrojo linier- anuló un gol a Mata por posible fuera de juego. Se apagó la música en Las Gaunas.
Los dos goles del donostiarra hicieron que su equipo se sacudiera la tensión y despejara la intriga. El Logroñés se desaliñó y se les descosieron las líneas. A partir de ahí los valencianos tuvieron ocasiones como para estropear el marcador.
RESULTADOS DE LOS DIECISEISAVOS DE FINAL (IDA)
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